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Entrevista a Hortensia Martínez por Casandra Mtz. Barragán

  • ¿Cuándo fue la primera vez que estuviste en un escenario?

Así la primerita vez, en primero de primaria, pero la que más recuerdo, fue en sexto, mi primer obra de teatro, salía de cavernícola.

  • ¿Qué sentiste? Fue como entrar a otra dimensión. Estaba nerviosa porque era una niña muy tímida, pero a la vez fue como mágico, sentir que estaba en un espacio que me invitaba a probar la libertad.

  • Actualmente, ¿Qué sientes cuando estás en el escenario? Creo yo que es la misma sensación. Si permanezco en esto es porque justamente me siento niña estando en escena, me siento libre, me entrego, siento que amo y me aman. Es una necesidad primigenia del ser humano que sólo el escenario cubre de esa manera.

  • ¿Cómo definirías al escenario? Es un espacio vacío que puedes llenar con cualquier cosa. Y tanto la boca como el cuerpo, hablan siempre de lo que está lleno el corazón. Siempre. Es un reflejo de la vida, o como decía un maestro mío “lo que es arriba, es abajo”.

  • ¿Desde hace cuanto actúas? Así, en serio, como desde los 16. (O sea, hace más de veinte años)

  • ¿En qué momento dijiste “éste es mi camino”? Justo a los 16, o 17, estaba en un grupo de teatro independiente y dejé de estudiar por seguir en el teatro. Luego tuve que dejarlo profesionalmente durante muchos años y lo volví a reafirmar cuando descubrí el cabaret.

  • ¿Qué es lo que amas de actuar? Expresar, decir cosas, ser yo por un momento. A veces pienso que todos mis personajes son verdaderamente yo. La máscara es la neutra que uso todos los días, para convivir. Los disfraces de mis personajes y sus discursos son los que reflejan quien soy en el fondo, y lo que no puedo andar diciendo y haciendo por ahí… si de por sí soy rara.

  • Y ¿De cantar? Cantar es un acto más íntimo. Aún no lo sé hacer muy bien, aunque soy entonada y amo hacerlo porque es entregar mi voz, la cual es casi casi como entregar la sexualidad, así de íntimo. No a cualquiera le canto, y en el escenario lo hago muy cuidadosamente, quizá deba ser un poco más generosa en ese sentido.

  • Si tuvieras que elegir alguna de las dos ¿Cuál sería? Y ¿Por qué? ¡Ay! Qué pregunta. Creo que actuar, así puedo darme a más personas. El canto, como te decía, me parece, por lo menos en mi caso, más íntimo, más reservado para ciertas cosas. Quizás aún no llego a sentirme satisfecha con algo que canto en público, ahí me hace falta más. Y si sólo pudiera actuar, actuaría cantando, o me las ingeniaría. La música es indispensable para el teatro.

  • ¿Qué crees tú que sea lo más hermoso del teatro? La comunicación de ideas, la integración entre quienes expresan y quienes observan como espectadores. El movimiento que se genera, por mínimo que sea. Amo el teatro.

  • ¿Tienes algún ritual antes de subir al escenario? ¿Cuál es? Pues hace mucho que dejé la fe católica, pero me quedó arraigado el acto de persignarme. Es como auto bendecirme, como hacer una marca sobre mí, para sentirme protegida por una fuerza superior. Nunca lo había reflexionado, pero es como asegurarme de que no me dominarán el miedo o la vergüenza, sobre todo cuando uno sube a escena en estado vulnerable. Y por supuesto, desear ‘mierda’ a mis compañeros con un abrazo, por el simple placer de ser compañeros de juegos.

  • ¿Qué sientes cuando escuchas el aplauso del público? Es hermoso, sobre todo cuando veo sus miradas y sus sonrisas, o hasta sus lágrimas, deja tú el aplauso.

  • ¿Satisfacción más grande que te ha dado tu profesión? Lo que más disfruto es cuando alguien se acerca a agradecerme, más aún, a abrazarme. Incluso ha habido gente que me ha regalado cosas, un dulce, un chocolate, algo que le nace en ese momento porque le moviste algo con tu trabajo. Eso es maravilloso, invaluable.

  • ¿Tú obra predilecta? ¿Por qué? He visto muchas obras que me han marcado, sería injusto nombrar sólo una. De las mías, hasta este momento, la que más disfruto hacer es la obra con la que me despedí del cabaret político. Se llama La Retirada, es realmente catártica, tiene de todo, es íntima, social, divertida y cruda como la vida misma.

  • ¿Qué obra o personaje te encantaría interpretar? ¿Por qué? Ay, no lo sé… siempre he querido ser una sirena, pero así onda super producción, ya sabes, efectos especiales y toda la cosa. También hacer la Gioconda porque siempre me han dicho que parezco Mona Lisa… ya hice el papel de la Madre Patria, que siempre fue uno de mis grandes sueños, justamente en La Retirada. También me gustaría homenajear a mi queridísima Astrid Hadad haciendo una parodia de ella o algo por el estilo. Y ahora que lo menciono, también cantar canciones de Liliana Felipe.

  • ¿Cuál ha sido el mejor consejo que te han dado respecto a tu profesión? Mira, en este momento estoy discerniendo sobre algunos de ellos. Mi maestro Pedro Kóminik me decía “arriesgarse en lo que a uno le apasiona y llevarlo hasta sus últimas consecuencias”, y también decía “en este medio tienes que aceptar que vas a hacerte de enemigos, quieras o no quieras. Cuando eso suceda, es que lo estás haciendo bien.” Y mi maestra Regina Orozco sólo aconseja “A este mundo venimos a amar”. Y bueno, aquí cabe mencionar que los mejores lugares que yo conozco para amar intensamente, sin hipocresías, son la cama y el escenario. Aunque ‘lo que es arriba, es abajo’, acuérdate. Por eso hay quienes no.

  • ¿Cuál sería el consejo que tú le darías a alguien que se quiera dedicar a esto? Llegar al escenario felices, no buscar que el escenario sea la terapia. Justo es lo que te digo, es como llegar a la cama. Si llegas herido, se nota, si llegas con dulzura y entrega, también. Pero sé lo que tú eres, si en ese momento eres llaga, sé llaga, siempre y cuando sea honesto tu trabajo y transparente tu intención. Habrá días en los que, si eres así de sensible, te sentirás patético al bajar del escenario, sentirás que los aplausos no te dan sino más soledad. Entonces hay que trabajar internamente, por otras vías, de sanar las heridas. Así se garantizará que lo que entregues en escena, sea a través del amor y no del dolor, como todo en la vida misma. El público siempre lo agradece.

  • ¿Qué es lo que se necesita para dedicarse a actuar, para vivir de ello? Pocas cosas, pero muy importantes y muy difíciles de conservar: pasión, trabajo, confianza y resistencia. Si se pierde alguna, ya valió, mejor dedicarse a otra cosa.

Nota: la foto corresponde a una entrevista hecha por Ana Velia Guzmán para Azteca Baja California

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